La fuga de talento es sin duda un problema importante en algunas empresas, donde en ocasiones incluso genera dificultad para cubrir la demanda de perfiles debido al ritmo de fuga de empleados. Henry Ford ya habló de lo caro que salía formar a las personas para que luego se marcharan (aunque insistió en que era mucho peor no formarlas y que se quedaran). 150 años después de las palabras de Ford, el problema sigue en vigor, y en algunos sectores probablemente ha ido a más.
La mayoría de los trabajadores, especialmente si hablamos de empleos cualificados, ya no entienden aquella idea que muchos de nuestros abuelos tenían en mente de estar en una empresa para toda la vida. Los tiempos han cambiado y actualmente trabajamos por motivación y por proyectos; queremos crecer profesionalmente allá donde estemos, sentirnos bien con nosotros mismos, útiles y avanzar año tras año. El miedo a cambiar de trabajo ha desaparecido.
¿Por qué se produce la fuga de talento en las empresas?
Entre los motivos más habituales que llevan al empleado a abandonar la empresa se encuentran:
- La falta de flexibilidad.
- El mal ambiente laboral.
- El exceso de trabajo (¡o a veces la falta!).
- Una escasa o nula oportunidad de carrera profesional.
- El desacuerdo con los valores corporativos.
- Un sueldo poco acorde con su talento o expectativas.
Aunque hay que reconocer que actualmente los empleados valoran muchas más cosas más allá de tener su nómina en la cuenta el día 30, para el 63% de los trabajadores el sueldo sigue siendo el factor de más peso para trabajar en una empresa. No obstante, los momentos económicos matizan las opiniones y podemos ver que una vez superada la parte más dura de la crisis, la importancia entre el equilibrio vida profesional-personal ha subido 10 puntos en interés.
Si percibes que los empleados de tu empresa se van de forma demasiado continuada, quizás es hora de plantearte qué haces mal y en qué aspectos no hay equilibrio. Para evitar las fugas de talento, herramientas como la encuesta de clima anual que realizamos en BETWEEN nos permiten medir no sólo el grado de satisfacción de nuestros empleados, sino sus inquietudes y necesidades. Gracias a ello, se obtienen datos muy valiosos, como por ejemplo, que el 79% de los Betweeners nos recomendaría como empresa para trabajar a sus conocidos y allegados.
El salario emocional, algo más que un sueldo
El salario emocional es un concepto que se ha puesto muy de moda en los últimos meses y del que seguro habéis leído algún artículo o infografía. Se trata de aquellos beneficios no económicos que te aporta una empresa; ya sean beneficios sociales (formación, ticket restaurante, guardería subvencionada…) como intangibles (buen ambiente laboral, conciliación familiar, teletrabajo…).
Este tipo de retribución no monetaria es clave para fidelizar a los empleados y retener el talento evitando fugas. Además, es una buena manera de captar nuevos perfiles interesantes que muchas veces pueden venir recomendados por empleados que se sienten a gusto e identificados con la empresa, y acaban ejerciendo como embajadores de la misma.
Las empresas que entienden la importancia del equilibrio entre un buen salario emocional y un buen sueldo logran un claro aumento de la productividad que afecta directamente a los resultados de la compañía y evita en gran parte la fuga de talento.