La gestión del talento es uno de los pilares de la política actual de Recursos Humanos en las grandes empresas. En los últimos años ha crecido la atención que se prestaba a este aspecto dentro de la empresa, como un valor seguro que ayuda a la organización a conseguir sus objetivos. Esta es una de las tendencias que se consolida en este 2020, avalada por un escenario cambiante, que demanda creatividad e innovación. Ahí está la clave para ser más competitivos y avanzar hacia el futuro. En este post, te contamos más detalles sobre esta y otras tendencias que marcan el inicio de una nueva época.
En una entrevista, el foco deberá estar en encontrar las respuestas que necesitamos, aquello que verdaderamente aporte valor y datos relevantes sobre si la persona que tenemos enfrente cumple o no el perfil deseado.
Si atendemos a los últimos estudios sobre los aspectos más valorados, hay un término que lo resume a la perfección: soft skills. Traducido al castellano, hablaríamos de habilidades blandas. Se trata de aquellas características de personalidad, dotes y habilidades que más pueden aportar en el mundo laboral, más allá de la formación que se acredite.
Algunas de las más demandadas son la facilidad para el trabajo en equipo, dotes comunicativas, creatividad, o habilidad para la resolución de conflictos, entre otras. Cada vez más se va avanzando hacia un modelo que no pone en la cima de sus aspiraciones los títulos y todo aquello que puede certificar un papel.
En el mundo laboral de hoy es de vital importancia contar con profesionales que se adapten a los cambios, que tengan iniciativa, creatividad, excelentes habilidades comunicativas y capacidad para innovar. Ese es el auténtico capital humano, aunque lógicamente se debe contar también con una sólida base formativa.
Las claves para un proceso selectivo óptimo deben contemplar algunos de los aspectos ya señalados, que podrían resumirse en tres aspectos fundamentales:
1. Conocer los nuevos métodos de selección y saber aplicarlos. Si nos quedamos anclados en la técnica de publicar un anuncio en un portal de empleo y esperar las candidaturas, en el fondo estaremos haciendo lo mismo de siempre. En este formato solo cambia el medio a través del que se envían los CV, pero no hay modificaciones en lo esencial. Ir un paso más allá implica un alto conocimiento técnico, y posiblemente también incorporar nuevos perfiles en el departamento de RRHH, como expertos en Big Data o redes sociales, entre otros. Solo así se conseguirá captar a los mejores perfiles, aquellos que realmente pueden ayudar a la compañía a seguir creciendo.
2. Desarrollar entrevistas innovadoras y que aporten información de valor. Todo aquello que conecte con el público millenial y las generaciones más jóvenes suma puntos para poder descubrir mentes talentosas, llenas de buenas ideas y mucho que decir. Desde la gamificación hasta el inboud recruiting o el MatchMaking, son muchas las posibilidades a la hora de diseñar nuevas fórmulas para un proceso selectivo de calidad. Además, nunca está de más mantenerse al día de lo que se hace en otros países, para enterarse de nuevos sistemas y métodos de selección.
3. Poner el foco de la entrevista en las habilidades más demandadas en el sector. Si hacemos las mismas preguntas que se han hecho durante décadas, lo más probable es que obtengamos respuestas muy parecidas. Por tanto, hay que tener presente qué es lo que realmente nos interesa saber. No se trata solo los conocimientos y destrezas que se precisan en el sector para el que trabajamos, sino también las soft skills. En otras palabras, aquellas habilidades que pueden marcar la diferencia en una empresa de hoy. Creatividad, capacidad de innovar, de comunicar y de resolver conflictos, además de proactividad, iniciativa y don de gentes.